Los trastornos de la movilidad abarcan una variedad de condiciones que afectan la capacidad de una persona para moverse y navegar en su entorno. Estos trastornos pueden surgir por diversas causas, incluidas afecciones neurológicas, problemas musculoesqueléticos, lesiones o factores genéticos. Los ejemplos de trastornos de la movilidad incluyen parálisis cerebral, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, lesiones de la médula espinal y distrofia muscular.
Estas condiciones a menudo resultan en desafíos con el equilibrio, la coordinación, el control muscular y la movilidad física en general. El tratamiento de los trastornos de la movilidad puede incluir fisioterapia, dispositivos de asistencia (como sillas de ruedas o andadores), medicamentos y, en algunos casos, intervenciones quirúrgicas. Los programas de rehabilitación y las estrategias de adaptación pueden ayudar a las personas a optimizar su independencia y mejorar su calidad de vida a pesar de las limitaciones de movilidad.