La inflamación articular crónica se refiere a la inflamación persistente en las articulaciones que dura un período prolongado, generalmente más allá del tiempo de curación esperado. Se asocia comúnmente con afecciones como la artritis reumatoide (AR), la artritis psoriásica y el lupus eritematoso sistémico (LES). La inflamación en las articulaciones puede provocar síntomas como dolor en las articulaciones, hinchazón, rigidez y movilidad limitada.
Con el tiempo, la inflamación crónica puede dañar el cartílago articular, los tejidos circundantes e incluso el hueso. El tratamiento para la inflamación articular crónica tiene como objetivo reducir la inflamación, controlar el dolor y preservar la función articular. A menudo implica una combinación de medicamentos, como medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD) y agentes biológicos.
También se puede recomendar fisioterapia, ejercicio, modificaciones en el estilo de vida y, a veces, cirugía para aliviar los síntomas y mejorar la salud de las articulaciones.